sábado, 21 de noviembre de 2015

Curiosamente también descubrió que fue por él por quien sintió mucho dolor. Finalmente, la amó y hasta la admiró sabiendo que era una mujer que no solo callaba para no perderse el mundo, para saciar con su silencio toda su curiosidad. Lo hacía para escuchar y ser una buena compañía en los momentos en los cuales hacía falta un cómplice para simplemente sentarse a contemplar las estrellas. Esa era ella.
También he visto en tus ojos el miedo y sé que de alguna forma la ruleta rusa que jugamos nos dejará sin mucho que entregar a otros labios, otra piel, otro corazón. Como tú, este pecho mío también ha contenido mil sueños, que es una forma sútil de vivir cuando simplemente contemplar la realidad es más difícil.
Una certeza de que lo amaba, quién sabe desde cuándo y hasta qué día, la movió a dar por él lo que por nadie había dado. Él la dejó amarlo sabiendo que tenía enredada el alma y el corazón, y le hizo creer que podría esperar.