sábado, 30 de agosto de 2008

FINA ESCULTURA

Sigues inmóvil,
con tus senos quietos y parados,
con tu rostro firme
y con la misma expresión.
¿No te cansas de ser siempre el fino retrato del alma de algún escultor?
Sigues quieta y me gustaría que respiraras,
que soltaras tus cabellos
y arrojaras contra el mármol que te sostiene,
tu cántaro de agua.
Como me gustaría que te movieras un poco
y dejaras ver que tu pecho
no es tan firme como parece,
tu rostro también hace muecas.
Como me gustaría ser tú
y que tú fueras yo por unos instantes
para escuchar intrépidas
y quizás atrevidas conversaciones.
Para contemplar el mundo
desde tu trono de eterna,
para olvidar que a mí el tiempo
sí me cambia, los pechos se me caen,
el rostro se me envejece,
la vida,
rápidamente me pasa.

PALABRAS SALADAS

Tus palabras son arena,
se desvanecen en mis manos,
vuelan con la brisa.
A veces me caen en los ojos
y no puedo ver la realidad.
Casi siempre terminan impregnadas en mi piel y su sal envanece mi vida.
No existes en mi presente
y mis sueños recurren a ti
como fronteras de un mundo
en el cual mi cuerpo
no puede estar.

DESPEDIDA

Esta noche
ella se sienta a hablar con las estrellas.
El mar revuelve a lo lejos
caracolas que nadan misteriosas.
Le lanza un beso a la nada y sonríe.
Ha traído las cartas, las poesías y los libros.
En una caja que flota les da su adiós.