Tus palabras son arena,
se desvanecen en mis manos,
vuelan con la brisa.
A veces me caen en los ojos
y no puedo ver la realidad.
Casi siempre terminan impregnadas en mi piel y su sal envanece mi vida.
No existes en mi presente
y mis sueños recurren a ti
como fronteras de un mundo
en el cual mi cuerpo
no puede estar.
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